
ACN Madrid.-International Trial Watch ha denunciado este lunes que algunos de los comandos que declaran en el juicio del 1-O al Tribunal Supremo tienen «un pasado policial oscuro sobre el que planean casos de torturas, malos tratos, muerte de detenidos o justificación de las actuaciones anteriores «. El relato de este tipo de testigos es lo que luego marca, según los observadores, la explicación de policías y guardias civiles, que acaba siendo «prácticamente idéntica», a pesar de la prohibición de no contaminación entre testigos. «Cadenas de declaraciones que pueden haber sido contaminadas en origen por funcionarios implicados en hechos bien sombríos», concluye ITW. Por otro lado, también critica que el presidente de la sala, Manuel Marchena, permita que las explicaciones de los testigos acusatorios alarguen, especialmente cuando recrean escenas de manifestantes, y corte la defensa cuando los intenta hacer entrar en contradicción.
Los observadores han hecho referencia al testimonio de esta pasada semana de un mando de la Guardia Civil procesado por un delito de torturas y condenado en primera instancia. Fue absoluto por el Supremo, incluyendo dos miembros de la sala actual, pero el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos terminó condenando el Estado para este caso.
En cuanto a la actuación de Marchena, ITW constata que se reafirma su tendencia de favorecer que los testigos acusatorios alarguen, y en cambio «limita las intervenciones de las defensas cuando los pretenden hacer entrar en contradicción por lo declarado» . Un ejemplo es cuando una defensa preguntó a un agente de policía si vio como los agentes perseguían y golpeaban manifestantes. Marchena, continúan los observadores, «no permitió seguir el interrogatorio al considerar que el letrado no podía preguntar al testigo lo que el mismo letrado creía que el testigo debería haber visto». «Retorcido argumento, nada convincente» y menos teniendo en cuenta que el presidente no permite ver los vídeos, remarcó ITW.
También siguen viendo «preocupante» que las partes no puedan conocer el calendario completo el juicio y el orden de los testigos, lo que «entorpece la preparación de los interrogatorios y debilita el ejercicio del derecho de defensa».
Los observadores sí ven positivo que los acusados puedan sentarse junto a sus defensas letradas.