Voluntariado anárquico no, gracias

Juan Luis de Castellví
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Parece ser una situación generalizada. Cuando hay una catástrofe, la gente quiere ayudar, sentirse útil. Y se ofrece. Y si son rechazados su frustración es descargada en cualquier organización o institución que haya tenido la osadía de no contar con ellos.

¿Por qué no puede ayudar cualquiera, incluso si tiene formación, en una emergencia? Pues hay varios motivos y trataré de explicar lo más importantes. ¿A qué viene esto? Pues a que durante el último incendio forestal que padecimos en Gran Canaria se volvió a dar un caso de este tipo que me hizo pensar en la necesidad de dar a conocer el funcionamiento de los servicios de emergencias.

Una persona, psicóloga según indica, se ofrece para colaborar con los afectados por los desalojos. No se me ocurre nada más hermoso que alguien que ofrece su tiempo y sus conocimientos para ayudar a los demás, de eso trata precisamente el voluntariado, pero no vale de cualquier modo. La asistencia psicológica se presta a través de los ERIE (Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias), de Cruz Roja o de los colegios de psicólogos en aquellos lugares donde tienen creada una unidad a tal efecto. Para pertenecer a esas unidades se recibe una formación específica (siendo o no psicólogo), se establecen una pautas de trabajo, se conoce la función concreta de cada uno, se obedecen unos patrones de trabajo, una jerarquía y, además, se está cubierto por un seguro de responsabilidad civil. ¿Puede integrarse súbitamente alguien que no sabe cómo funciona uno de estos equipos? Parece evidente que la respuesta ha de ser que NO.

Por desgracia no todo el mundo se toma bien el no poder participar en el momento en el que ha decidido hacerlo, aunque estoy bastante seguro de que debió ser el pronto del momento y esta voluntaria de otra organización (según contaba en otros tuits), lograría canalizar sus ganas de ayudar a los demás.

Y aún así hay que tener en cuenta que esta persona se ofrece a ayudar, en muchos casos se presentan directamente en el lugar del suceso. A veces con herramientas, a veces sin ellas. En un momento dado nos encontramos con personas a las que debemos atender también. Hace falta agua, puede que alimento o abrigo, e incluso podemos vernos obligados a desplazarlos, detrayendo personal de otras labores para encargarnos de esas personas que han aparecido sin ser llamadas en una zona de riesgo.

Bien, esto es sólo un ejemplo ¿Qué ámbitos abarca una catástrofe? Pues en la práctica, casi todos los que se le puedan ocurrir. La evacuación precisa policías y personal integrado en organizaciones, porque los desplazados no se van a ir con cualquiera ni a cualquier lugar. La responsabilidad de un accidente durante los traslados no puede ser personal. Y probablemente se precise de un carnet especial (C, D, BTP), para poder conducir los vehículos utilizados.

En caso de albergar población, los voluntarios deben estar formados para montar y organizar las zonas en las que van a vivir las personas que allí se alberguen, de nuevo alguien sin formación, o que no tenga claro quién tiene la autoridad en cada momento, sólo molestará por mucha buena voluntad que ponga.

En cuanto a atención sanitaria, de nuevo lo mismo. Los Planes Territoriales de Emergencias dejan clara la responsabilidad de cada escalón asistencial, de modo que un médico, enfermero o técnico que no esté integrado en los servicios competentes, no puede participar sin suponer una alteración en el sistema de trabajo establecido. Esto no quiere decir que en caso de que un desbordamiento absoluto en la operación, no se vaya a tirar de quien se pueda, pero eso implicaría que no se están aplicando los Planes de Emergencias, o que han fallado, lo cual sería muy preocupante.

Y si nos vamos al extranjero, la cosa se complica más aún. En cualquier misión, no sólo la logística implica que debemos ser autosuficientes, sino haber superado un entrenamiento específico para poder ser útiles.

De modo que no, no vale cualquier voluntario en cualquier momento. El valor del voluntario es impagable en cualquier circunstancia, pero conviene que sea una decisión meditada y madura, que uno se haga voluntario en el momento de calma y se forme, de modo que cuando llegue el momento de necesidad, sí se pueda contar con esa persona que tanto nivel va a dar en la asistencia a aquellas personas que lo necesitan y, por supuesto, a la organización a la que pertenece.

 

Publicado por Juan Luis de Castellví en su blog «Lo Divino y lo Humano» : https://delodivinoylohumano.wordpress.com/2013/11/17/voluntariado-anarquico-no-gracias/

 

  • (Es un honor contar con la autorización personal de Juan Luis de Castellví, especialista en Seguridad y Emergencias, empleado en la UE en Bruselas, para reproducir sus artículos para Actualitat Penal)
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